Ayer, 22 de febrero, seis días después de la operación, tuve la segunda revisión y aprovechamos para acribillar al oftalmólogo a preguntas, así que os cuento un poco lo que nos dijo.
Lo primero, decir que de momento todo va bien y que los puntos aún no se han disuelto del todo. Ni sé qué puntos (yo creí que sólo había usado láser), ni sé qué material es el que ha de disolverse, pero vamos, que va bien y yo no noto apenas nada. Si muevo el ojo hacia los extremos sí que noto alguna pequeña molestia, nada reseñable.
Ahora mismo, dentro del ojo tengo una burbuja de aceite de silicona bastante grande, que me deja una "media luna" libre en la parte inferior cuando estoy incorporada. El aceite de silicona flota en el líquido, así que presiona hacia arriba, pegando la retina al globo ocular. El doctor también habló en cierto momento de cerclajes, así que es probable que también me los hayan puesto para presionar el globo ocular hacia la retina, lo preguntaré el lunes que viene, que tendré una nueva revisión.
La visión con el aceite de silicona se mantendrá borrosa, aunque se distinguen los objetos y la luz entra a raudales en el ojo, supongo que también porque la pupila sigue dilatada. La silicona, más densa que el gas, fue lo único que pensaron que funcionaría para un desprendimiento tan grande como el mío. En muchos casos la aplican tras la tercera o cuarta operación. En mi caso, fue la opción por defecto.
La ventaja del gas es que se va disipando solo de forma natural. El aceite de silicona lo tienen que sacar. La operación se realizará dentro de cuatro o seis meses, cuando ya se considere que la retina se ha ido soldando bien. Durará unos tres cuartos de hora (utilizarán, imagino, anestesia local, dado que es un tiempo breve) y la operación consistirá básicamente en sustituir el aceite de silicona por gas. Así que mira por dónde: no sólo no me libro de ese mes que hay que pasar boca abajo sin moverse, sino que encima me va a tocar en pleno verano, con todo el calor de la costa este haciéndome sudar la gota gorda. La perspectiva no es agradable, vive Dios. Pero habrá que hacer de tripas corazón, porque ese parece ser el peor de los males.
Y es que esa operación de extracción del aceite de silicona entraña el riesgo principal de que la retina se desprenda de nuevo. Una pequeña "tienda de campaña" que se forme, y ya se jorobó: se colará el líquido dentro, se desprenderá la retina de nuevo, y vuelta a empezar todo el proceso y más pérdida de visión en el ojo. Por desgracia, cuanto más grande es el desprendimiento más probabilidades hay de que esto suceda, y da la triste casualidad de que el mío es gigante, así que tengo muchas papeletas para que me toque la rifa. De todas formas, haré lo que pueda para evitarlo, aunque es bien poco.
También tengo un alto riesgo de desarrollar una catarata, aunque el doctor no parecía preocupado por eso: una catarata se opera en quince minutos. Te quitan el cristalino, te implantan una lente nueva y a vivir. En esto hay tres posibilidades:
- Que la lente que me implanten me corrija la miopía de ese ojo y el derecho se quede como está, usando lentilla.
- Que la lente no me corrija la miopía y siga teniendo que usar lentilla, cosa que le parecía una tontería al doctor.
- Que la lente me corrija la miopía y me operen el otro ojo también para corregirme la miopía, cosa que no me hace ninguna gracia a mí, porque para un ojo que tengo medio sano me da escalofríos que me lo toquen.
Cabe aclarar que, aunque me corrijan la miopía, el ojo seguirá siendo miope (está deformado) y el desprendimiento me restará visión. Las palabras del doctor fueron: "me quedaré contento si recuperas un 50% de visión en ese ojo".
En fin, que las perspectivas no son muy buenas, así que me centraré en el presente y en que, de momento, todo va bien. Ya haré frente a cada situación según se presente.
Mi mayor miedo es que le suceda lo mismo al otro ojo. Habrá que esperar lo mejor.
Lo primero, decir que de momento todo va bien y que los puntos aún no se han disuelto del todo. Ni sé qué puntos (yo creí que sólo había usado láser), ni sé qué material es el que ha de disolverse, pero vamos, que va bien y yo no noto apenas nada. Si muevo el ojo hacia los extremos sí que noto alguna pequeña molestia, nada reseñable.
Ahora mismo, dentro del ojo tengo una burbuja de aceite de silicona bastante grande, que me deja una "media luna" libre en la parte inferior cuando estoy incorporada. El aceite de silicona flota en el líquido, así que presiona hacia arriba, pegando la retina al globo ocular. El doctor también habló en cierto momento de cerclajes, así que es probable que también me los hayan puesto para presionar el globo ocular hacia la retina, lo preguntaré el lunes que viene, que tendré una nueva revisión.
La visión con el aceite de silicona se mantendrá borrosa, aunque se distinguen los objetos y la luz entra a raudales en el ojo, supongo que también porque la pupila sigue dilatada. La silicona, más densa que el gas, fue lo único que pensaron que funcionaría para un desprendimiento tan grande como el mío. En muchos casos la aplican tras la tercera o cuarta operación. En mi caso, fue la opción por defecto.
La ventaja del gas es que se va disipando solo de forma natural. El aceite de silicona lo tienen que sacar. La operación se realizará dentro de cuatro o seis meses, cuando ya se considere que la retina se ha ido soldando bien. Durará unos tres cuartos de hora (utilizarán, imagino, anestesia local, dado que es un tiempo breve) y la operación consistirá básicamente en sustituir el aceite de silicona por gas. Así que mira por dónde: no sólo no me libro de ese mes que hay que pasar boca abajo sin moverse, sino que encima me va a tocar en pleno verano, con todo el calor de la costa este haciéndome sudar la gota gorda. La perspectiva no es agradable, vive Dios. Pero habrá que hacer de tripas corazón, porque ese parece ser el peor de los males.
Y es que esa operación de extracción del aceite de silicona entraña el riesgo principal de que la retina se desprenda de nuevo. Una pequeña "tienda de campaña" que se forme, y ya se jorobó: se colará el líquido dentro, se desprenderá la retina de nuevo, y vuelta a empezar todo el proceso y más pérdida de visión en el ojo. Por desgracia, cuanto más grande es el desprendimiento más probabilidades hay de que esto suceda, y da la triste casualidad de que el mío es gigante, así que tengo muchas papeletas para que me toque la rifa. De todas formas, haré lo que pueda para evitarlo, aunque es bien poco.
También tengo un alto riesgo de desarrollar una catarata, aunque el doctor no parecía preocupado por eso: una catarata se opera en quince minutos. Te quitan el cristalino, te implantan una lente nueva y a vivir. En esto hay tres posibilidades:
- Que la lente que me implanten me corrija la miopía de ese ojo y el derecho se quede como está, usando lentilla.
- Que la lente no me corrija la miopía y siga teniendo que usar lentilla, cosa que le parecía una tontería al doctor.
- Que la lente me corrija la miopía y me operen el otro ojo también para corregirme la miopía, cosa que no me hace ninguna gracia a mí, porque para un ojo que tengo medio sano me da escalofríos que me lo toquen.
Cabe aclarar que, aunque me corrijan la miopía, el ojo seguirá siendo miope (está deformado) y el desprendimiento me restará visión. Las palabras del doctor fueron: "me quedaré contento si recuperas un 50% de visión en ese ojo".
En fin, que las perspectivas no son muy buenas, así que me centraré en el presente y en que, de momento, todo va bien. Ya haré frente a cada situación según se presente.
Mi mayor miedo es que le suceda lo mismo al otro ojo. Habrá que esperar lo mejor.