jueves, 29 de septiembre de 2011

Lo que se avecina

El lunes tuve revisión de nuevo y la retina sigue en su sitio, en ese sentido todo muy bien. La tensión también bien, estaba en 18mmHg en los dos ojos.

Ahora mismo, el aspecto de mis ojos es este:


He aplicado contraste para que se pueda ver un poco mejor el tamaño de la pupila. Sigue dilatada respecto al ojo sano, y dependiendo del ángulo al que mire, el ojo se sigue viendo un poco extraviado. De tamaño y apertura ha recuperado la normalidad, salvo cuando fuerzo la apertura de ambos ojos: el ojo sano es capaz de abrirse más que el enfermo.

Durante estos tres meses de estabilidad he podido estudiar un poco cómo funciona mi vista en este momento. El ojo está de vacaciones, por decirlo finamente. :-) Tras ser el ojo trabajador u "ojo bueno" durante 30 años, ha cogido una excedencia de un par de años y se ha dedicado a la buena vida. Pero si todo sigue como hasta ahora, es posible que vuelva al trabajo dentro de algún tiempo y la perspectiva de que termine sirviendo para algo existe y es halagüeña.

A día de hoy, veo borroso (aproximadamente un desenfoque de entre 10 y 13 dioptrías), a lo que hay que sumar que en el centro del ojo veo en blanco y negro y con peor contraste que en la periferia. El ojo ve doble, triple, o múltiple, según le incida la luz, y las líneas rectas las veo onduladas y danzantes, como si la imagen viviese en un entorno acuoso. Con un cristal de 8 dioptrías (el de mi ojo sano) veo razonablemente bien, incluso puedo leer carteles de letras medianas a una distancia de varios metros. Con esta graduación, sigo viendo deformidades y el centro del ojo sigue bastante desenfocado y en blanco y negro, y noto el campo visual un poquito más reducido que el otro. En resumen: ¡firmo por quedarme así!

Pero no se va a quedar así, porque es mi amiga la catarata la que está provocando la visión doble, las deformidades y el desenfoque y desaturación en el centro del ojo. Y la catarata seguirá creciendo, lo que implicará que cada vez veré peor hasta que llegue el momento en el que decida operarme (que será cuando me vaya al paro como pronto, porque yo el trabajo no lo dejo). Tal vez los doctores decidan operarme cuando no sean capaces de examinar mi retina dada la opacidad de la catarata. En ese caso, vería cómo negociar una salida airosa.

El doctor Ramos, que fue el que me atendió en esta ocasión, me explicó cuáles son los riesgos que corre la retina en la operación de catarata. El cristalino, me explicó, tiene forma de lenteja, con una parte posterior y una parte anterior, y en el interior se sitúa la lente que hay que cambiar. La operación habitual de catarata conlleva extraer la parte anterior, quitar la lente y cambiarla por otra que se sitúe sobre la parte posterior de la cápsula, que se queda en su sitio. Este tipo de operación supondría para mi retina el mismo riesgo que para una retina cualquiera. Hay riesgo, pero es pequeño. El problema sería que hubiese que tocar la parte posterior de la cápsula por algún motivo, como podría ser sacar la burbujita de aceite que supuestamente se me había quedado por ahí deambulando. Tocar esa parte posterior sí supondría más riesgo para mi retina, así que les haré saber a los doctores, si puedo elegir, que me importa un rábano la burbuja de aceite. Que la dejen ahí y hagan una operación de cataratas normal y corriente, que por lo visto es muy sencilla y no implica mayor peligro. El doctor Ramos, dicho sea de paso, no vio la burbujita por ninguna parte, y aunque cree que podría haber desaparecido sola, existe la posibilidad de que esté astutamente escondida tras la catarata. Se sabrá en posteriores exámenes, imagino.

Cuando me opere, que supongo que será dentro de un año o así, la decisión más importante a tomar será qué graduación ponerle a la lente. Si me ponen una con mi graduación actual, entonces ese ojo no necesitaría gafas ni lentillas. No obstante, dado que en el otro tengo ocho o nueve dioptrías, esto no es recomendable a menos que el otro ojo use lentilla. Con gafas, supuestamente no se tolera una diferencia de graduación de más de cuatro dioptrías. La graduación para la miopía disminuye el tamaño de los objetos, tanto más cuanto más alejado está el cristal del ojo. Si tienes un ojo que ve bien, y otro ojo que tiene ocho dioptrías, tu cerebro se volverá loco tratando de conformar una sola imagen con la imagen normal de un ojo y la imagen disminuida del otro ojo. Con lentilla esto no pasa porque, al ir pegada al ojo, la imagen  se mantiene a tamaño normal. En cualquier caso, mi cerebro no lo hace mal del todo, porque ahora mismo obtiene una imagen disminuida de un ojo (el sano) y una imagen amplificada, borrosa y deformada del otro ojo (el enfermo), y es tan listo que sólo atiende a una de ellas. Claro que si las dos estuviesen nítidas habría un conflicto mayor, pero como tengo un ojo de vacaciones...

Total, que tengo que decidir qué graduación poner en la lente del cristalino. El doctor Ramos me lo ha explicado para que "lo vaya pensando", pero creo que lo tengo bastante claro. Escucharé sus consejos futuros por si me hacen cambiar de idea, pero puestos a pedir, prefiero tener un ojo que vea bien, incluso aunque tenga que cerrar el otro para ver algo. ¡Y que este sea el peor de los males! Lo importante es que la retina aguante la operación, y que aguante de aquí a la operación, y que aguante, y aguante y aguante. Es más, me quedaría como ahora, con catarata y todo, si creyese que la operación de cataratas va a ser la primera de muchas otras operaciones. Claro, eso no se sabe.

El doctor parece que se ha relajado. Me ha dado cita para dentro de seis meses en vez de tres. Quiere darle tiempo a la catarata para que evolucione y haga de las suyas. Mientras todo lo que haga sea restarme visión, no creo que me suponga mayor problema. Ya os iré contando.

¡Un abrazo!

sábado, 18 de junio de 2011

Un año después de la extracción del aceite

Parece mentira, pero ya ha pasado un año (se cumplirá dentro de cuatro días, el 22 de junio). Ha pasado rápido, aunque por otra parte me da la impresión de que todo esto sucedió hace siglos.

El miércoles 8 tuve revisión para controlar la tensión ocular tras dejar de poner las gotas de Timoftol. Buenas noticias: la tensión estaba en 18 en los dos ojos, tras dos semanas de dejar el Timoftol en el izquierdo, con lo cual he dejado de ponerlas porque parece que la tensión ya se regula por sí sola.

La retina sigue perfectamente pegada, el doctor pareció satisfecho. No obstante, me volvió a hablar de la catarata y me dijo que tengo una burbujita de aceite de silicona pegada al cristalino, probablemente la causante de la catarata. Esta es muy pequeña aún, pero es de suponer, como ya dije, que en el futuro habrá que operarla si sigue creciendo, y es muy probable que así sea. El doctor me intentó ir mentalizando de que tendré que operar la catarata. Yo le pregunté sobre el riesgo de que se desprendiese la retina durante la operación, y no me lo negó, pero me dijo que habría que operar igual, porque si no, con retina o sin ella, acabaría no viendo nada en absoluto.

Me graduó la vista y se sorprendió de que viese tan mal. Pero es que cómo no voy a ver mal: sin ningún tipo de lente más que mis gafas (que, os recuerdo, tienen en el cristal izquierdo sólo 2 dioptrías de graduación cuando mi ojo ahora necesita entre 10 y 13), con el chisme ese de los agujeros que no sé cómo se llama, con una catarata con burbujita de por medio, y con la pupila dilatada... ¡Así no hay quien vea ná! Y claro, no distinguí ni los primeros símbolos, los más grandes de la primera línea. Ni siquiera distinguí si eran símbolos o letras. Cuando dije que veía una F y una C, el doctor me dijo que tenía sin duda mucha imaginación, y que no sabía por qué veía tan mal si la retina estaba perfecta, y que normalmente hacía falta algún tiempo para que se estabilizase la visión y mejorase, pero que ese tiempo ya había pasado. Me dijo también que no había prisa por graduar las gafas, que el ojo no se atrofiaría (al menos no más de lo que está ya, juas) y que podía graduar más adelante, a ver si aún mejoraba algo. Pero me da que todo lo que va a hacer es empeorar, por la catarata esa incipiente que tengo.

Queda esperar... y ver, jeje, nunca mejor dicho.

El día 26 de septiembre, próxima cita. Y entretanto, me traslado a Santiago de Compostela a por mi tercer largometraje. Con retina o sin ella, profesionalmente me estoy realizando pasito a pasito. :-)

¡Besos a todos!

martes, 12 de abril de 2011

Un año y dos meses después

Como sabéis, ayer tuve mi revisión y la buena noticia es que la retina sigue perfectamente pegada. Aguanta como una campeona, la pobre, y ojalá que siga así, yo sigo cruzando los dedos y evitando esfuerzos, movimientos excesivamente bruscos y esas cosas. Salvo estos cuidados, llevo una vida perfectamente normal con un solo ojo. Digo uno solo porque, aunque la retina sigue pegada, aún no he graduado ni gafas ni lentillas para empezar a utilizar de nuevo el ojo enfermo. He vuelto a trabajar (¡por fin!) y estoy contenta porque, de momento, todo va bastante bien y mi otro ojo, el sano, se está portando fenomenal, manteniendo el tipo a pesar de haber sido antaño "mi ojo malo".

Tenía la esperanza de que en esta revisión hubiera aumentado mi visión al 50%, pero sigue en el 40%. Quién sabe, quizá con el tiempo, una caña, y unas cuantas células madre... Pregunté a qué se debe la pérdida de visión, si es por la cicatriz o qué. El doctor Peris me explicó que la retina aporta nutrientes a las células que conforman la visión (conos y bastones), y que cuando se desprende muchas de estas células mueren por falta de ellos. Estas células son células neuronales y por lo tanto no se regeneran, así que la pérdida de visión es, hasta la fecha, irreparable. Por el centro veo un poco peor que por la periferia, pero me han confirmado que la mácula está intacta, así que probablemente se debe a la pérdida de un mayor número de células en esa zona. Me hicieron un OCT (el diagrama del perfil de la retina que mostré anteriormente en algún post y que también mostró Raquel) y todo parece correcto, no hay líquido tras la retina. Todo bien.

Han detectado, eso sí, una pequeña catarata. De momento es tan pequeña que ni siquiera me dificulta la visión, y es posible que no siga creciendo, dado que ya no hay aceite de silicona ensuciando el cristalino. Habrá que esperar y vigilarla para saberlo seguro. Está claro que acabará dando guerra, pero preferiría que fuese cuando tenga yo unos 80 años. :D

A día de hoy sigo poniendo gotas de Timoftol en el ojo para bajar la tensión ocular. La buena noticia es que esta vez la tensión estaba muy baja. Me han dado cita para el día 8 de junio con la indicación de que el día 8 de mayo he de dejar de poner Timoftol. En un mes, veremos cómo se comporta esa tensión sin las gotas para controlarla. Si sigue correcta, me quitarán el Timoftol, y ya no tendría que poner nada.

Mi pupila sigue dilatada, y no hay visos de que vaya a recuperar su tamaño normal. No me preocupa demasiado, no creo que tenerla bien marcase una gran diferencia. Un día de estos me haré una foto para que veáis cómo ha quedado.

Y bueno, mi doctor no deja de decir que, con el tremendo desprendimiento que tuve, un 40% es para darse con un canto en los dientes, y aún no se cree mucho que no se haya desprendido de nuevo. Me he de considerar, pues, afortunada, y os aseguro que sacaré todo el partido que pueda de ese 40% mientras dure, y en cuanto gradúe las gafas empezaré a entrenar el ojo a ver si consigo subir al 50%.

¡Un beso a todos y muchos ánimos!

miércoles, 26 de enero de 2011

Un año después

Mañana hará un año que se desgarró mi retina, y dentro de dos semanas hará un año que se me terminó de desprender. No ha pasado rápido, pero tampoco ha pasado lento; ha pasado, sin más. Y seis meses después de la última operación, mi ojo izquierdo sigue sin ver nada, pero al menos la retina sigue en su sitio. No es que me sirva de mucho en este momento, pero confío en que en un futuro no muy lejano pueda volver a utilizar mi ojo y pueda volver a conducir, ver pelis en 3D y esas cosas que antes me parecían tan normales.

El lunes de la semana pasada tuve una revisión. El doctor Peris había vuelto y me alegré, porque aunque sigue con sus malos augurios, me informa muy bien de cómo funciona todo el tema del desprendimiento. Incluso me advirtió: "si un día tienes que ir a urgencias, ven aquí, no vaya a ser que te atienda alguien que no tenga ni idea de desprendimientos...".

Me miró la tensión ocular y está correcta, aunque sigo poniendo una gota de Timoftol por las mañanas y otra por las noches, para ayudarme a regularla. Luego miró mi retina y lo dicho, sigue en su sitio, sin novedad. La actitud del doctor me dio a entender que esto es pura casualidad. El hombre se espera que en cualquier momento se vuelva a caer. "Odio los desprendimientos gigantes", me dijo con una sonrisa de resignación.

Pues anda que yo... :) (Léase con otra sonrisa de resignación).

Le pregunté si con el tiempo la retina se fortalecía y dejaba de ser tan frágil como después de operarme, a lo que me contestó que mi retina siempre será muy frágil. Que procure no correr si puedo andar, que no me tire (de por vida) de cabeza a la piscina (lo cual no me trastorna lo más mínimo desde que una vez que estaba aprendiendo me di contra el suelo de la piscina y no lo volví a intentar), que no me dedique al motocross si puedo usar un triciclo... Total, calma y buena letra es lo que hace falta, así que... En eso estamos. Total, que haber elegido una profesión de estar delante de un ordenador no ha sido, al final, tan mala idea.

Luego me graduaron la vista. Me pusieron de nuevo 13 dioptrías y no veía más que borrones. Entonces me pusieron una lente que me permitía ver sólo por un agujerito central. Y entonces distinguí algo. La E, que estaba hacia la derecha. Un poco más pequeña y caramba, qué difícil era que se estuviera quieta para poder distinguirla bien, pero sí, llegué a verla. Y un par más, más pequeñas. Pero me costaba un triunfo distinguir incluso las más grandes. Lo veo todo muy acuoso y difuso. Al terminar, el doctor parecía feliz: "Tienes un 40 % de visión, respecto al 15% que tenías la última vez que viniste. Yo ya firmaba con eso".

Hombre, yo no. Si puede mejorar un poco más, qué más le da... Venga, va, por lo menos el 50. O puestos a pedir, el 70. Voy a tener que entrenar el ojo para que se espabile y dé un poquito más de sí. Ahora, como no lo uso, el pobre está con el vago subido y no da ni golpe, pero seguro que si le doy un poquito de trabajo...

La pupila, por cierto, sigue dilatada como en la última foto que os puse, y es posible que ya nunca vuelva a su estado natural. Total, el resumen es que tengo el ojo hecho un Cristo, ¡pero podía ser peor! De momento, ni siquiera me han salido cataratas, aunque ya me han dicho que podrían producirse a una edad muy temprana debido a todo este jolgorio. El caso es que una operación de catarata conllevaría un gran riesgo para mi retina, por lo que me ha dicho el doctor. Hay quien se opera para cambiarse el cristalino por una lente por el gusto de no llevar gafas ni lentillas, pero a mí me lo ha desaconsejado totalmente. Me ha dicho que puedo usar lentillas, eso sí. El único riesgo que tengo con ellas es el de una infección, o sea, el mismo que cualquier otra persona que no tenga una buena higiene de la lente.

Sigo cruzando los dedos para que mi retina aguante, que es lo que cuenta. Y sobre todo, para que mi otro ojo soporte el temporal que se le ha venido encima.

Hala, feliz aniversario retiniano a todos. Próxima cita, el 11 de abril.