lunes, 9 de abril de 2012

Dos años después

El día 29 de marzo, a pesar de la huelga, tuve revisión de la vista. Cuando el doctor Ramos me preguntó cómo me encontraba, respondí que no percibo ningún cambio desde la última revisión, hace seis meses. No noto que la catarata haya aumentado, no noto ningún tipo de molestia en el ojo, ninguna mancha sospechosa aparte del borrón habitual... Todo igual por lo que a mí respecta.

El doctor miró la retina y sí, efectivamente sigue en su sitio, estable y sin cambios. Comentó que sería raro que se volviese a caer habiendo transcurrido ya dos años desde la operación, aunque cosas más raras se han visto ya en este blog (y no me refiero a mí, sino a los lectores y compañeros de fatigas que dejan sus comentarios en las entradas). Así que pienso que no está de más seguir, incluso de por vida, con las precauciones básicas de no coger excesivo peso y no competir con los saltimbanquis de los circos. Por suerte para mí, nunca he tenido vocación de saltimbanqui. Intento aplicar el sentido común: bailo salsa, pero no polka. :-) Creo que el intentar conservar la vista bien vale el sacrificio, aunque al final resulte una cuestión más de azar que de otra cosa.

La catarata sí que ha crecido un poco, me dijo. No mucho, pero ahí está, aumentando paulatinamente. Que  decida yo cuándo me opero. Le dije que de momento estoy trabajando y que no quiero ni oír hablar de bajas, si puedo evitarlas, ya que con el ojo derecho me las estoy arreglando muy bien y el izquierdo no me da problemas. Esperaré a que se me acabe el contrato por obra, y cuando esté en el paro buscando otro proyecto en el que meter la nariz, entonces me operaré. Le pareció bien, aunque me advirtió del riesgo de dejar la catarata ahí demasiado tiempo. A la larga, me dijo, parece como que las cataratas se "deshacen" y sueltan algún tipo de arenilla que inflama el ojo, lo enrojece y duele un montón. Si me pasa eso, que corra a urgencias. Le pregunté si eso sería probable que pasase en los próximos seis meses, y me dijo que no, que la catarata aún sería pequeña, pero que no es mala idea que yo esté sobre aviso de los posibles síntomas.

En cuanto a la operación de catarata, y ya que no parece haber burbujas de aceite tras el cristalino ni nada de eso, entraña un riesgo pequeño: consiste en que, mientras en una operación de cataratas normal el cristalino reposa sobre la superficie gelatinosa del vítreo, el mío reposa sobre una sustancia mucho más líquida (debido a la vitrectomía), y, por tanto, menos estable a la hora de servir de sujeción mientras lo manipulan. El doctor no parecía muy preocupado por esto, pero creyó conveniente advertirme.

Añadió, además, el ya conocido problema de la diferencia de visión en los dos ojos. Pero ya no sólo de diferencias de graduación, o de si pongo la lente de tantas dioptrías o no. Me advirtió de que, incluso en el supuesto de que deje ambos ojos sin dioptrías (operando catarata con lente graduada en uno y miopía en el otro hasta dejarlos a cero los dos), la visión del ojo dañado no será tan nítida como la del sano, puesto que he perdido aproximadamente un 50% de visión. El resultado será una imagen del ojo derecho nítida intentando converger con una imagen del ojo izquierdo aproximada, pero borrosa. Eso pondrá las cosas difíciles a mi cerebro, que ahora es feliz porque se limita a descartar un borrón amorfo, pero no será tan feliz intentando separar dos imágenes que se parecen mucho pero que no llegan a cuadrar. Habrá conflicto, y es algo que tengo que ir aceptando. Este efecto lo percibo actualmente, de hecho, si me quito las gafas e intento leer algo a diez centímetros de mi cara. Mi ojo derecho, con dioptrías y todo, a esa distancia lo ve bien; mi ojo izquierdo, el dañado, no. Y con ambos ojos actuando a la vez, intentando enfocar, no puedo leer. Tengo que cerrar un ojo para poder hacerlo, porque las dos imágenes no convergen. Intuyo que lo que prevé el doctor es algo muy similar a esto.

Pero en fin, como dijo Emilio, ya cruzaremos ese puente cuando lleguemos.

El doctor me miró también el otro ojo, el sano. Sigue bien, afortunadamente. No vio zonas demasiado delicadas, nada que reforzar, todo bien. De momento.

Y quedamos en que dentro de otros seis meses tendré la siguiente revisión, salvo que me quiera operar antes, cosa bastante probable si mi contrato se acaba, lo cual también es bastante probable.

Ah, y se me olvidaba: en la óptica sí que me cambiaron gratis el cristal de las gafas. No problem. :-)

Besos a todos y muchos ánimos para los desprendidos. :-)